- Este libro reivindica el clínico, con lo que tiene de magia, en una época en la que se suelen dar importancia sólo a los datos duros, la tecnología objetiva y a la eficiencia burocrática. Intenta recuperar el valor de ciertos procedimientos ancestrales de cuidado de los los pacientes, y no sólo del seguimiento obediente de guías, algoritmos, procesos, sentencias,instrucciones y ordenanzas derivados del conocimiento doctrinario de la objetiva y reduccionista ciencia médica.
- Aceptar que la medicina clínica es un arte puede significar que se acepte que no puede ser comprendida, estructurada, sistematizada; que el talento y la intuición son los ingredientes básicos; que se va aprendiendo y perfeccionando por ensayo y error, por inspiración, por creatividad, por ingenio; que su dominio está limitado a unas cuantas personas sobredotadas o privilegiadas, visitadas por las musas. Negar que es un arte puede expresar que no se reconocen elementos subjetivos o desconocidos en la adquisición de la pericia. Por ello, cabe la postura ecléctica de admitir la mezcla de ciencia y arte, pero con el enfoque hacia los aspectos cognoscibles y hacia la búsqueda de los desconocidos, sin el desánimo que induciría el reconocimiento de que sólo algunos iluminados podrían dominarlo. Al fin y al cabo, ciencia y arte no son antónimos, no son conceptos suplementarios, sino que pueden estar perfectamente amalgamados y complementarse.
- Este libro fue ganador del Concurso de Obras Médicas 2021 de la Academia Nacional de Medicina de México y se ofrece al lector para su disfrute.
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